Descubra cómo este proyecto fortalece la ganadería sostenible y proporciona pasturas todo el año, incluso con cinco meses de sequía.
La provincia de Guanacaste en Costa Rica, al igual que otras regiones áridas, se caracteriza por una estación seca. En esta localidad, la estación se extiende de diciembre a abril, presentando una serie de desafíos para el desarrollo de la agricultura y la ganadería. Durante la estación lluviosa (invierno), la disponibilidad de pasto es abundante, lo que hace que la actividad ganadera sea rentable sin la necesidad de grandes inversiones en suplementación para los animales.
Sin embargo, en la estación seca (verano), la situación cambia. La oferta de pastos disminuye, la inversión en suplementación aumenta, siendo necesaria la compra de heno y ensilaje para que los animales mantengan una ganancia de peso adecuada, lo que hace que la actividad sea menos rentable.
¿Cómo es posible cambiar este escenario? Es lo que el ingeniero agrónomo José María Agüero está respondiendo con su proyecto "Líneas de Infiltración". El trabajo es desarrollado por Agricién, una empresa de Costa Rica y socia de Falker.
Escenario climático en Centroamérica
El llamado Corredor Seco de Centroamérica es una franja que comienza en el sur de México y se extiende hasta Panamá. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), esta es una extensa área que corre paralela a la costa del Pacífico. Se trata de una franja de tierra de 1.600 km de longitud y de 100 a 400 km de ancho que concentra el 90% de la población centroamericana.
Es una zona que sufre sequías recurrentes y también lluvias extremas, cuyo impacto es la degradación de los recursos naturales y la dificultad de producción agrícola y animal.
Estas condiciones impactan directamente la agricultura y la ganadería. Con suelos normalmente compactados, el desarrollo de pastos para los animales en la estación seca es deficiente, no soportando la carga animal. Para que los animales logren desarrollarse mínimamente, los productores necesitan comprar heno a terceros, disminuyendo el margen de lucro. Cuando llega la estación de lluvias, y se espera una mejora en las condiciones del suelo, la realidad es diferente. Los suelos degradados y compactados, expuestos a lluvias extremas, presentan limitaciones en la capacidad de infiltrar, distribuir y almacenar agua, generando pérdida de suelo por escorrentía superficial, erosión y compactación por el sellado superficial.
Suelo seco y compactado | Suelo con escorrentía superficial

Proyecto Líneas de Infiltración
Ante este escenario, José María Agüero, de Agricién, desarrolló un proyecto para la recuperación de áreas degradadas que posibilita el pastoreo animal todo el año. A través de la corrección de la compactación del suelo y la creación de líneas de infiltración (LDI) de agua en el suelo, de esta forma, en el período de invierno (estación lluviosa) es posible almacenar, a lo largo del perfil del suelo, el agua que se perdería por escorrentía superficial y brindar mejores condiciones para que los pastos se desarrollen durante la estación seca.

Mediante el conocimiento del perfil de compactación del suelo, se realiza un levantamiento detallado de la topografía local, identificando los canales preferenciales de agua (divisores y colectores), trazando líneas estratégicas con precisión RTK para la creación de ranuras en el suelo con subsolador para romper la capa compactada.
El objetivo del trabajo es interceptar, retener, canalizar y conducir el agua de la escorrentía superficial que saldría de la propiedad para que permanezca en el interior de los campos, formando un abanico de infiltración con ranuras perforadas en el suelo.
El proyecto se puede explicar en seis pasos:
I. El retorno más rápido: el pasto como moneda biológica
El negocio ganadero siempre se ha medido en kilogramos de carne o litros de leche, pero su verdadera base de valor es otra: el pasto.
El forraje es la moneda energética del sistema. Es el vínculo vivo entre el sol, el agua, el suelo y el animal.
El cambio comienza bajo los pies: un suelo aireado, poroso y húmedo mantiene la fotosíntesis activa por más tiempo.
Cada día adicional de rebrote equivale a energía solar convertida en proteína vegetal. El suelo deja de ser un costo y pasa a ser una fábrica solar de alimento.

II. Ganadería Regenerativa: de la escasez a la abundancia forrajera
En el modelo convencional, el pasto muere con la estación seca. El productor entra en modo de resistencia: compra heno, vende animales o acepta pérdidas de peso. El dinero se evapora al mismo ritmo que la humedad del suelo.
En el modelo regenerativo, la historia se invierte. El agua infiltrada por las LDI se almacena en las capas profundas, donde las raíces pueden alcanzarla. La rizósfera se mantiene activa por semanas, incluso bajo el sol abrasador.
En el cantón de Liberia, ciudad de Costa Rica, durante el verano seco de 2025, un productor del programa piloto logró un hito nunca antes alcanzado: sostuvo todo su rebaño en solo un tercio de la superficie total de la finca. El resto del terreno permaneció en reposo y regeneración.
El período de repasto se mantuvo entre 40 y 45 días, incluso en pleno verano, gracias a la humedad profunda retenida por las LDI. El pasto siguió creciendo cuando todos los pastizales vecinos estaban secos.
El resultado: un paisaje verde en época árida, sin suelo descubierto, sin degradación por rayos ultravioleta ni sobrecalentamiento superficial.
Con LDI | sin LDI
“Este verano, no usé ni un solo fardo de heno.”
Un testimonio simple que describe una revolución silenciosa.
III. Ecuación energética del sistema
Cada metro cuadrado cubierto es una planta que trabaja: fotosintetiza, captura carbono y transforma luz en alimento. El agua infiltrada es el capital; el pasto, el dividendo.
En números del programa 2024–2025 en Guanacaste:
- Incremento de 1,2 a 3–5 unidades animales por hectárea (UA/ha).
- Producción forrajera adicional de 1,5–3 toneladas de materia seca por hectárea.
- Reducción del gasto con suplementos entre 50 % y 100 %.
- Extensión del período de forraje verde entre 50 y 80 días después de las lluvias.
- Disminución del suelo descubierto en más de 60 %.
El sistema se vuelve autosuficiente: el agua retenida se convierte en energía solar utilizable. La finca ya no depende del clima; lo modula.
IV. El Pasto como inversión a corto plazo
Ninguna inversión agrícola ofrece un retorno tan rápido como la regeneración forrajera. Mientras otros proyectos requieren años para mostrar ganancias, una finca con LDI puede transformar su punto de equilibrio en una única estación lluviosa.
Cada curva de nivel bien trazada multiplica la eficiencia de la lluvia. Cada metro cúbico infiltrado se convierte en crecimiento vegetal. Cada día adicional de pasto verde es un día menos de gasto en fardos, suplementos o transporte.
El pasto es el nuevo indicador de liquidez:
- Más pasto = menos deuda.
- Más cobertura = más resiliencia.
- Más biomasa = más rentabilidad.
V. De la producción al rendimiento: cuando el suelo paga dividendos
La finca regenerativa ya no mide su éxito en producción, sino en rendimiento biológico sostenido. Un suelo que conserva humedad, biodiversidad y cobertura se convierte en un activo financiero natural.
Mientras una finca convencional “compra” alimento, la regenerativa lo fabrica. El agua infiltrada se transforma en flujo de caja ecológico: cada gota retenida es un ingreso futuro; cada raíz viva, una reserva de energía.
La nueva economía del pasto no depende de subsidios ni de créditos: depende del agua que camina bajo el suelo.
VI. El Suelo que trabaja, la finca que gana
La ganadería regenerativa no es una promesa; es una evidencia. En el trópico seco, donde la escasez marcaba el límite del negocio, hoy surge una economía solar, hídrica y viva.
El pasto deja de ser un problema estacional y se convierte en la base estable de la prosperidad rural.
- Más forraje, menos costos.
- Más humedad, más rentabilidad.
- Más vida en el suelo, más vida en el negocio.
Así comienza la nueva economía del pasto: un modelo donde el agua que camina sustenta la riqueza que permanece.
Ganadería tropical regenerativa
Siguiendo una estrategia integrada en la generación de pasto en las estaciones de lluvia y de sequía, además de las líneas de infiltración, la planificación de la ganadería tropical regenerativa se fundamenta en la rotación de potreros. Cuando se manejan de manera correcta, esta rotación permite un aumento en la carga animal por área, ya que siempre hay pasto suficiente para el ganado. Así, cuando se llega al último potrero, la primera área que fue pastada logró regenerarse y presenta las cantidades ideales de biomasa para suplir nuevamente la carga animal.

Reconocimiento
Ante los resultados presentados por su trabajo en la región seca de la provincia de Guanacaste, que resultan en pasto saludable todo el año y un aumento de la carga animal por área, haciendo de la ganadería una actividad más rentable para las familias, José María Agüero recibió de la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria de Costa Rica (CNAA) el “Premio Nacional al Mérito en Tecnología Digital e Innovación Agrícola de 2025”.

Falker se enorgullece de la alianza establecida con Agricien, empresa que comparte los mismos principios de convertir la agricultura en una actividad más sostenible y de promover decisiones asertivas, fundamentadas en datos.






